5/10/07

LOS CONFITES DE DON PEPE
Por:
Eladio Jara Jiménez
para
TICOFARÁNDULA DIGITAL©
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En este asunto de la finca que se compró para la Orquesta Sinfónica Nacional, con alguna contribución que don Pepe había recibido para ese fin, alguien mencionó en los periódicos que don Pepe había dicho que esa plata se la había comido en confites. La cita resulta extemporánea; no fue así.
Los confites de don Pepe son de otra época; pertenecen a los años 48 – 49, cuando en un presupuesto de la Junta del Gobierno Revolucionario apareció una suma de 28 millones de colones cuyo destino no estaba muy claro.

LA NACIÓN se atrevió a preguntar en uno de sus editoriales, en qué se había gastado ese dinero. Y don Pepe, que cuando se ponía bravo, siempre contestaba con algún desplante respondió: - Me lo comí en confites.

La respuesta erá simpática pero no satisfactoria. Hay razones históricas de aquella época que permiten suponer el destino de esos 28 millones.
Acababa de terminar la revolución del 48, cuyo propósito era hacer respetar la voluntad popular que se pretendía burlar para que el Dr Calderón Guardia siguiera gobernando.

Esa revolución fue un hecho histórico difícil. Don Pepe, quien había sido enviado al exilio por atacar al Gobierno de Calderón, comenzó a organizarse con la ayuda de otros exiliados de diversos países del Caribe que estaban gobernados por dictadores.
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Esa ayuda no era gratuita, tenía por objeto terminar con todos los dictadores del área y fue por eso que se formó lo que llamaron La Legión Caribe, integrada por revolucionarios costarricenses, dominicanos, hondureños, venezolasnos y nicaragüenses.

El asunto es que una vez lograda la paz en nuestro país, don Pepe tenía que cumplir sus compromisos internacionales con quienes le habían ayudado con armas y soldados.
Y don Pepe, comprometido por las circunstancias, prefirió pagar con dinero las ayudas que había recibido de líderes extranjeros, antes que mandar a la guerra a los muchachos costarricenses que le ayudaron a triunfar aquí.

Esta última teoría es muy personal y solo don Pepe sabría si fue cierta o no.

La verdad se fue con él para el otro mundo.
(Publicado en Opiniòn, La Naciòn el Lunes 24 de Setembre de 2007)

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